Otra de telégrafos ópticos

Los telégrafos ópticos de Álava

Desde la carretera se ven claramente. Cuando voy a Euskadi, pasando el desfiladero de Pancorbo aparecen las torres de telegrafía óptica en las cumbres de los montes. Bueno una de ellas, es un castillo, pero se usó para comunicar durante las guerras carlistas… El caso es que como me gusta mucho la zona, este verano volví a las andadas y me recorrí en bici el tramo desde Miranda de Ebro a Vitoria-Gasteiz de la línea de Castilla.

A Miranda se llega bien en bus o tren, está bien comunicado. Una mañanita de verano, con la calor salimos de allí con rumbo a Rivabellosa, ya en tierras alavesas. Las fiestas están próximas y andan montando el escenario. Refrigerio y agua y a la solana. Las pistas entre los campos de cereal me llevan hasta Quintanilla de la Ribera, escondido tras un monte. Buena fuente antes de una buena cuesta que trepa al otero donde se encuentra una torre de telegrafía óptica restaurada. Desde aquí se aprecia bien nuestro siguiente objetivo: el paso de las Conchas, entre los montes Tuyo y Castillo Grande, que tuvieron su torre telegráfica y ambas fueron destruidas…

Continuamos por unas pistas chulas entre pinos, que luego entre plantaciones y paralelos a la vía del tren nos llevan a Manzanos y a Leciñana de Oca, para luego dejar las tierras alavesas y entrar en el Condado de Treviño, ya en Burgos, y en La Puebla de Arganzón. Este es un bonito pueblo medieval donde pasar la noche.

Yo tomé agua y me dirigí hacia el castillo. La pista se convierte en una senda, momento para aparcar la bicla y continuar andando. Un fuerte repecho nos lleva a la cumbre de Peña María con su antiguo castillo y sus estratégicas vistas a la Llanada alavesa. Un poco más arriba se encuentran los vestigios de otra torre telegráfica, ya tomados por la maleza. Aquí acabé mi primera visita y continué la pedalada hasta Gasteiz.

En una segunda exploración comencé desde Vitoria-Gasteiz. Aquí se instaló el telégrafo óptico encima de la torre de San Vicente, en el mero centro de la ciudad. Desde aquí me fuí al bosque de Armentia y tras varias liadas por los senderos, encontré la mejor solución para rodar en bici hasta la aldea de Eskibel y de allí a la torre telegráfica. Los últimos metros hay que hacerlos andando. De nuevo unas buenas vistas hacia ambos lados para localizar las torres contiguas.

Más pistas para llegar rodando a Zumeltzu y Subillana-Gasteiz. Y aquí acabé mi segunda visita y regresé de nuevo a Gasteiz, pensando en el esfuerzo que supuso construir todas las torres de esta efímera tecnología.