En 2004, y con motivo del IV centenario de la publicación del primer volumen de don Quijote de la Mancha, una serie de instituciones públicas y privadas españolas se volcaron a la celebración de la obra más famosa de Cervantes. En el programa de festejos estaba la inauguración de un Itinerario Cultural Europeo (ICE), que recorrería los escenarios y paisajes donde se desarrollan las aventuras de don Quijote y Sancho Panza: la ruta de don Quijote. Finalmente, la ruta resultó ser una red más o menos enmarañada de trayectos que unen los pueblos y lugares que quedaron reflejados en el icono de la literatura en lengua castellana
¿Quién de nosotras no leyó el Quijote? ¿O cuando menos vió la serie de dibujos animados o alguna de las películas sobre las aventuras del ingenioso hidalgo y su escudero? Así que motivados por los recuerdos y por la curiosidad de rodar un ICE que no sea el Camino de Santiago, nos lanzamos a los páramos manchegos buscando diseñar una ruta circular que pudiera abarcar el máximo de lugares de interés, que siguiera pistas y caminos muchas veces alternativos al 'itinerario oficial', y que en un par de semanas nos permitiera disfrutar de lo mucho que tienen que ofrecer estas tierras.
Hemos estado por allí más de media docena de veces, a base de fines de semana y puentes, descubriendo La Mancha, la natural, sus muchas lagunas y humedales, sus parques naturales, el parque nacional de las Tablas de Daimiel, sus milenarios volcanes, sus bosques y dehesas, sus mares de vides y de olivos; y la urbana, con sus pueblos de hermosas plazas y palacios, con sus casas manchegas de patios grandes con portón, su multitud de castillos, molinos y ermitas, sus lugares históricos, ruinas y vestigios arqueológicos. En fin, una lista muy larga. Con tramos sorprendentemente disfrutones, y otros que nos obligaran a sobrellevar las estepas como mejor podamos, esta ruta nos ha ayudado a descubrir esta región que, a priori, no resulta muy apetecible para pedalear.
La ruta comienza a orillas del río Tajo, en la monumental ciudad de Toledo, y se dirige a las estribaciones orientales de los montes de Toledo, en dirección a la provincia de Ciudad Real en Campo de Criptana, con sus famosos molinos. Desde aquí y en dirección a la provincia de Cuenca, entramos desde El Toboso a Belmonte, con su imponente castillo residencial. La ruta continua a orillas del río Záncara, hasta San Clemente, y entra en la provincia de Albacete por Villarrobledo. Luego se dirige a las Lagunas de Ruidera, y sigue por el Campo de Montiel, pero ya en la provincia de Ciudad Real, hasta el borde de la Sierra Morena. Desde allí pasa al Campo de Calatrava y llega a orillas del río Guadiana en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Finalmente, volvemos a entrar en la provincia de Toledo por Puerto Lápice, desde donde volvemos a la ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Reflexión: Así se hizo la ruta de don Quijote. Y poco más. Hace unos meses (primavera 2015) desapareció la website del proyecto, donde podías consultar los mapas y la documentación asociada. ¿Qué pasó? En la oficina de turismo de Belmonte, nos decían que la falta de inversión de los ayuntamientos era nula. Nos lo creemos. Lamentablemente, incluso el Instituto Cultural Europeo ha descatalogado la ruta del listado de ICEs. Una pena. En poco más de 10 años se desinfló la burbuja cervantina.
Montada deprisa y corriendo, sin muchas expectativas de futuro, con un casi ausente mantenimiento y un vandalismo rancio siempre al acecho, actualmente lo que queda del itinerario original es una mala señalización, con tramos impracticables para la bicicleta, y muchos carteles pintarrajeados. Si a este panorama, sumamos los descansaderos surrealistas, sin agua y sin sombra, con los cubos de basura rebosantes, en mitad de la meseta; o las fincas particulares que han decidido dar otros usos a los caminos, afrontar la ruta conlleva ciertas incertidumbres.