Una vez en Benidorm (¡vaya sitio!) vi una exposición que me gustó mucho: Los guardianes de piedra – Castillos de Alicante. A lo largo de la costa se pueden ver esas torres de vigilancia, que durante el siglo XVI, se construyeron para alertar y refugiarse de las incursiones de los corsarios que atacaban desde la costa berberisca.
Como mi madre pasa la temporada de invierno en Benidorm, poco a poco fui paseando por la costa, conociendo estas torres y aprendiendo a identificarlas en el paisaje levantino. Cuando vi la exposición se me ocurrió que, gracias al Tram d’Alacant, podía moverme fácilmente por la costa y visitarlas. Dicho y hecho. La primera salida un colega de mi hermano me dejó su bici en El Campello y llegué hasta Benidorm.
Una segunda fase la hice alquilándome una bici en Blue Bike de Alicante para recorrerme Las Torres de la Huerta de Alicante hasta Sant Joan. Y en otra tercera fase seguí recorriendo la costa hasta Altea, Calp y Moraira. La idea original era cubrir todo la costa desde Alicante a Dénia, aprovechando el Tram. Pero en un par de rodadas me di cuenta de que las restricciones de los espacios naturales, el urbanismo desaforado característico de esta costa, y unas carreteras secundarias con mucho tráfico no ayudaban a disfrutar de una pedaleada segura y tranquila.
Así que lo hemos dejado en dos días más suavecitos y con más tiempo para poder conocer a estos guardianes de piedra.