Esta es el octavo geoparque que ofertamos. Espero recordar siempre esta ruta con mucho cariño. Hasta hace un par de meses lo que me despertaba era una sana nostalgia, por haberla pedaleado hace mucho tiempo y por querer volver. Luego se alinearon los planetas y aparecieron un par de clientes, de esos que repiten, que me preguntaron por alguna ruta por el sur de la península. Les comenté nuestra reciente Huelva desconocida. Pero querían más y, como ya tenemos algo de confianza, les propuse un itinerario que tenía preparado pero no explorado. Así que ellos serían los primeros ciclistas en reconocer el terreno y completar el recorrido. ¡Órdago!
Todo empezó con nuestra vuelta al mundo. Por allí pasamos hace… ¡más de 20 años! Me acuerdo del descenso delirante de la sierra de Cazorla, desde la cumbre del Pico de Cabañas hasta Pozo Alcón, ya en la hoya de Baza. Pasamos noches en los misteriosos badlands del embalse del Negratín, en los baños de Zújar, en las cuevas de Gor. Me acuerdo de las largas cuestas, y de haber comido en Guadix en nuestro camino hacia Granada. Era diciembre y llovía y hacía mucho frío. Pero esos paisajes se quedaron en algún lugar dentro.
Recientemente, ya en 2020 y con muchas tardes de confinamiento por delante, andaba desempolvando fotos y notas y me sorprendió la declaración de Geoparque Mundial de la UNESCO del Geoparque de Granada. Se me removió algo y me puse a curiosear. No sabía de los muchos valores geológicos, históricos y culturales de la zona. Y como somos unos forofos de los geoparques me puse a diseñar la ruta, que finalmente han estrenado dos de nuestros clientes más fieles.
No sólo te tiene que gustar la bici. Para disfrutar con esta ruta mejor si te gusta leer el paisaje, descubrir alguno de los primeros asentamientos humanos de Europa, conocer la milenaria acequia del Toril, o hacer el troglodita y dormir en una cueva. Y todo esto aquí al lado de casa.