Un día de vuelta de la sierra de la Demanda decidí ir a visitar a una colega en Valdeande y pase por Caleruega. La verdad es que me impresionó el monasterio y toda la historia que había detrás de él. Me resultó curioso un itinerario alrededor del pueblo para visitar unas antiguas loberas y me lancé con la bici. Mas adelante había más ruinas, una bodega, un palomar... y a unos cuantos km la antigua ciudad de Clunia. Suficiente chicha para una ruta. Al poco tiempo me llego una reseña de un periódico sobre los monasterios de la Ribera del Duero y decidimos ir a explorar la zona en bici.
Así que con un puente de tres días por delante nos plantamos en Aranda de Duero. La cita gastronómica obligada: cordero y vino. Pero además Aranda tiene un casco antiguo acogedor y una espectacular portada renacentista en la iglesia de Santa María la Real. Salimos a lo largo del río Bañuelos, y siguiendo unas pistas en pocos km vemos la iglesia de San Nicolás de Bari, de Sinovas, famosa por sus retablos mudéjares. Por cuestiones de horarios y citas previas no podemos verlos. Brrr…. Más pistas por las vegas nos llevan hasta Villanueva de Gumiel, y desde allí subimos por una carreterita local hasta el menhir de la Pijotada. Seguimos atravesando pinares por pistas con tramos arenosos, hasta Baños de Valdearados, donde se encuentra una villa romana famosa por sus mosaicos. De nuevo los horarios y citas previas nos dejan sin verla. Grrr…
Tras tomarnos un refrigerio seguimos por más pistas por los oteros, que ya nos permiten ver a lo lejos las moles de los monasterios de Santo Domingo de Guzmán, en Caleruega. Al llegar al pueblo vemos que los ‘hombres’ han tomado la plaza para celebrar su ‘Santo Aguedo’, envidiosos de la celebración femenina. Los monjes franciscanos les observan desde las puertas del monasterio. Somos recibidos por el Padre Julián, Prior de la orden, y que nos comenta que ya tienen alojado a otro ciclista! Fenomenal. Eso sí, hay que dormir en habitaciones separadas… Cenamos, desayunamos y visitamos el monasterio con los monjes, con algún momento muy emotivo. Tenemos llave de la puerta y podemos movernos con entera libertad. La verdad es que esta hospedería es más que recomendable.
Al día siguiente salimos a ver las loberas y seguimos por pistas hasta Arauzo de Torre, y por asfalto hasta Peñalba de Castro, donde se encuentran las ruinas de la ciudad romana de Clunia. Allí arriba pega fuerte el viento, y las ruinas nos resultan un poco chafa. Pero el anfiteatro es otra cosa, lo mejor de la ciudad, bastante bien conservado y resulta que es el segundo más grande del Estado. La visita al centro de interpretación merece la pena para ubicarse en la historia de esta ciudad, que empezó siendo celtíbera y acabó con las piedras repartidas por los pueblos de los alrededores, como el castillo y el puente de Coruña del Conde. Seguimos por pistas a Arandilla, y por mas pistas hasta Peñaranda de Duero. Villa monumental, de palacios y colegiatas, de castillos y monasterios… pero igual da: los horarios están contra el cicloturismo. BRRR.
Al día siguiente y por asfalto llegamos al monasterio de Santa María de la Vid. De otro estilo arquitectónico y de otra orden, pero igual de espectacular y… cerrado el lunes! GRRR. Bueno, esta claro que hay que planear mejor la ruta. Estamos a orillas del río Duero y el Camino Natural del Duero nos conduce aguas abajo: Guma, Vadoconde, y finalmente Aranda. Un bonito circuito circular para conocer de cerca esta comarca tan llena de historia y monasterios.