Hace tiempo que ofertamos la ruta El "Viaje a la Alcarria" en bicicleta, que rueda el itinerario que hizo Camilo José Cela, premio Nobel de Literatura. Lo que no sabía es que casi dos siglos antes, varios intelectuales de la Ilustración viajaron por nuestro país y relataron sus periplos inaugurando una incipiente “literatura de viajes”. Entre los que pasaron por la Alcarria se encuentran el geógrafo Jose Andres Cornide, el historiador Antonio Ponz, y Tomás de Iriarte, el famoso fabulista. Es muy posible que Cela supo de alguno de estos viajes y se animara a emularlos en las tierras alcarreñas.
Tomás de Iriarte recorrió parte de La Alcarria y dejó constancia escrita de lo que encontró y de las impresiones que ello le produjo. Este "Otro Viaje a La Alcarria", mucho menos conocido para el público, fue publicado en 1897. El texto son dos cartas escritas por Iriarte a su amigo Manuel Delitala, Marqués de Manca, que se guardan en la Biblioteca Nacional de Madrid. Para su lectura original, se puede consultar la obra “Iriarte y su época”, de Cotarelo y Mori (págs. 467-471). En estas cartas Iriarte relata su viaje desde Madrid a Gascueña, ya en Cuenca, y su paso por Alcalá de Henares, Aranzueque, Tendilla, Sacedón, Villalba del Rey, etc., hasta su destino final, donde se quedó en la casa del cura a descansar de sus ataques de gota. Es bastante probable, que Tomás de Iriarte escribiera en Gascueña algunas de sus conocidas Fábulas literarias que luego publicaría en 1782. En una de estas fábulas, titulada Los cuatro lisiados, al autor desliza un delicado recuerdo a las tierras de la Alcarria.
Así que cambiando la mula por una bici, me lancé a pedalear ese otro viaje a la Alcarria. En la actualidad, el convento de Nuestra Señora de la Salceda, en cuya hospedería Tomás de Iriarte pasó la noche, son sólo unas ruinas con sólo valor testimonial. El paraje de llegada a Sacedón, que llaman el Infierno del Tajo: “… sitio escabroso, horrorosamente bello; pues si por una parte se ven unas elevadas y desmedidas peñas que parecen amenazar ruinas, por otra hay alamedas deliciosas que siguen la orilla del río,…”, ahora está cubierto por las aguas del embalse de Entrepeñas. El pueblo de Santa María de Poyos, a orillas del río Guadiela, esta sumergido en las aguas del embalse de Buendía. Y en Gascueña nadie ni nada recuerda a Tomás de Iriarte, que se jactaba de haber enseñado a hombres y mujeres las "seguidillas entre ocho" en los bailes nocturnos de aquel mes de agosto de 1781.
Pero siempre me gusta encontrar una buena escusa para volver a rodar por la Alcarria. Desde Gascueña me lancé a Huete para regresar. Es una buena carretera comarcal con buenos tramos con arcén y una subida de 4km por La Peraleja. Se pasa delante de la mina romana de Lapis Specularis de Saceda del Río, que ya visitamos en su momento cuando exploramos la ruta de El Cristal de Hispania. Ya desde la monumental Huete salen minibuses a Tarancón y Cuenca. Hay que consultar antes si pueden llevar la bici o no.