Uno de nuestros proyectos gordos, de hacer una ruta de cinco semanas, es el itinerario cultural europeo de la ruta del hierro de los Pirineos. Esta ruta une los territorios alrededor de estas maravillosas montañas, que hace más de trescientos años mantenían una producción mineral y metalúrgica importante, hasta que fueron finalmente sobrepasados por los avances industriales y tecnológicos. Desde Catalunya hasta Euzkadi, pasando por Andorra, el Ariège, el Alto Garona, y el Béarn, la ruta recorrerá todos los ingenios que se han conservado o rehabilitado, pedaleando las vías verdes que siguen los trazados de ferrocarril que se crearon para la extracción del mineral, y escalando algún mítico paso pirenaico. Una muestra de todo esto lo tenemos en la vía verde de los montes de hierro, que recorre las Encartaciones vizcaínas hasta la ría de Bilbao.
Así que Itxi y Josetxu nos pillamos las bicis, las subimos al metro y luego al FEVE, y nos bajamos en la estación de Traslaviña. Es tempranito y el sol aún no llega al fondo del valle, que amanece entre nieblas. Seguimos por los bosques de repoblación de... eucaliptus!, paralelos al río Kolitza y empezamos a ver los restos de antiguas fundiciones, hornos de calcinación y cargaderos de mineral, algunos con sus raíces en los tiempos del imperio romano, con más de 2000 años de antigüedad. Llegamos al barrio del Castaño, de Sopuerta, y después de bordear este barrio, la vía se adentra otra vez entre verdes y túneles. Pasarelas, áreas de descanso y un par de repechos para bordear un pequeño polígono industrial en la Aceña. El albergue que ahora se encuentra en la antigua estación ferroviaria está cerrado, así que seguimos por otro túnel más y ya estamos en el valle del Barbadún. Entre los montes y desmontes aparece una indicación de la ferrería del Pobal y descendemos a conocer de cerca este complejo metalúrgico de casi 4 siglos.
El Pobal es un museo vivo donde los sábados se hace una demostración de trabajo en la fragua. Hoy es jueves, así que nos contentamos con la visita guiada por las instalaciones, los molinos, los complejos hidraúlicos... im-presionante. Volvemos a la vía verde y en unos pocos kms se acaban los bosques y comienza a abrirse el valle. La vía se integra con la carretera de Kotorrio y vamos dejando atrás canteras, minas a cielo abierto y el típico paisaje industrial de la margen izquierda de la ría de Bilbao. Un cartel nos anuncia que si llegamos en bicicleta al Museo de la Mínería de Gallarta, la entrada es gratis. Buena política: recompensar los comportamientos positivos. Gallarta ya esta conectada con bidegorris al resto de poblaciones de la margen izquierda aguas arriba, y al mar aguas abajo. Nosotras vamos hacia Portugalete, a acabar nuestra pedalada bajo el puente colgante. Al otro lado de la ría, la estación de metro nos permite regresar a casa con nuestras burras. Todo muy multimodal.