Me acuerdo la primera vez que seguí en bici por el curso del río. Ya habían comenzado con el parque lineal del Manzanares, pero no existía la Caja Mágica. Entre huertas, solares abandonados, y un olor persistente, llegabas hasta Rivas. Ahora el recorrido esta bastante mejor acondicionado y señalizado. Seguramente debido a la reciente renaturalización del río Manzanares, y claro, a la creación del Parque Regional del Sureste de Madrid, que protege y cuida la avifauna asociada a sus cortados y cantiles de yesos, sus sotos fluviales y lagunas, rodeadas de estepas y cultivos de secano. Gran parte de la biodiversidad de Madrid habita este parque.
En unas cuantas ocasiones durante esta pandemia, he estado montando con un colega deseoso de retomar la bici. Esta ruta es ideal, pues sigue los cursos de los ríos Manzanares y Jarama , sin grandes cuestas ni distancias largas ni paisajes remotos, pero que descubre uno de esos rincones que no esperas encontrar tan cerca de la ciudad. Un buen día de otoño, fresco y soleado, quedamos en la plaza de Legazpi y pusimos rumbo al sur. Tomando el Madrid Río y el parque lineal hicimos los primeros km. De pronto apareció Beatriz, que no llevaba bomba de inflar pero sí ganas de conocer algo más de lo que se puede hacer en bici por los alrededores de esta ciudad. Pelotón.
Seguimos por el itinerario del Camino Uclés, una ruta más de peregrinación en bici promocionada por el bloguero Rossi y sus Amigos del Camino Uclés, que nos ha dejado el trayecto sembrado de cruces que junto a las características flechas amarillas hacen muy difícil que te pierdas. Los chopos y torres eléctricas están llenos de cigüeñas, y los acantilados de yeso de milanos reales. Mucho vuelo y revuelo. Tras las lluvias había un par de arroyos crecidos y embarrados que nos obligaron a bajarnos de la bici. Antes de Rivas cruzamos el río y seguimos las aguas abajo. Un desprendimiento de un cantil ha enterrado la pista y hay que empujar la bici entre bloques donde afloran los minerales de espejillo.
Llegamos a la confluencia del río Manzanares con el Jarama y a la moderna Presa del Rey, toma de agua de la Real Acequia del Jarama, que conocemos bien en bici. Como no podemos cruzar al otro lado decidimos continuar y desde aquí tomamos la carretera local que nos deja en la M-301 y su carril-bici hasta San Martín de la Vega. Aprovechamos para almorzar y congeniar con algún paisano, que nos comenta de su vecino el Langui y de sus hábitos. De salida seguimos el canal y cerca de Ciempozuelos los abrojos nos juegan una mala pasada, pinchándonos 3 ruedas y obligándonos a desmontar y a empujar las bicis hasta la estación de tren. Final accidentado que no empañó un bonito día.