El balneario de Cestona

El palacio de Lili en Zestoa

Un par de veces pasé por delante de este señorial balneario, en el valle del Urola. A medida que la Diputación de Gipuzkoa iba acondicionando más km de la vía verde del Urola, volvía al valle, a descubrir nuevos rincones y atractivos. Y la verdad es que los hay. Para volver a casa rodaba hasta Zumaia y allí pillaba el tren.

Desde hace tiempo queremos programar salidas en bici a balnearios, para fomentar el uso de estos establecimientos, arquetipo del descanso. Nuestro país está lleno de manantiales de aguas termales y mineromedicinales, algunas funcionando más de mil años. Queremos llegar allí en bici, relajarnos, cargar pilas y seguir usando la movilidad sostenible incluso cuando vayamos a sosegarnos. El plan es, como siempre, usar el transporte público, llegar lo más cerca posible y pedalear unos pocos km hasta el balneario.

En estas fechas tenemos un par de proyectos de ruta en mente, por la costa vasca, y las cuevas vascas. Recientemente, ocho cuevas vascas se han asociado en Lurpea, para crear una oferta turística que cubra todos los aspectos interesantes del subsuelo, el “sexto continente”. Una de estas cuevas es Ekainberri, en Zestoa.

Resulta que nuestra madre vivió unos años cuando era niña en este pueblo y este verano nos acercamos allí, a ver la cueva, el balneario, y el escenario de la infancia de la amatxu. Que ya quedaba poco. Lo que antes eran unos cuantos caseríos ahora son edificios de pisos, calles asfaltadas, alguna nave industrial. Han pasado muchos años y el desarrollo irrumpe con su fuerza transformadora. Nos gustó como han acondicionado zonas verdes, el puente viejo, el palacio de Lili. El balneario se encuentra un poco apartado del pueblo, a menos de un km, y se puede llegar por ambos lados del río en un cómodo paseo.

Este balneario nace con la época europea del termalismo, en el siglo XVIII, con su escalera señorial y sus salones de fantasía, sus cuidados jardines y la pasarela que atraviesa el río para ir a disfrutar de las aguas. En fin, un poco como de película. Ahora con la pandemia han cerrado todos los balnearios y habrá que esperar a la nueva normalidad. Pero la cercanía del tren, y la vía verde que nos lleva hasta las puertas de este regio balneario de Cestona, será un planazo para disfrutar del turismo termal en bicicleta.