La primera visita al bosque plantado más grande de Europa fue hace… más de 10 años. Esa vez rodamos desde Donostia hasta Sète, la que fue nuestra ruta más larga: El sur de Francia en bicicleta. De esta exploración sacamos un par de rutas derivadas: El canal lateral del Garona, y El canal del Midi en bici. Nos faltaba las Landas. Así que este verano, entre lluvias y soles, fuimos a rodar el tramo de Arcachon hasta Burdeos y así completar la ruta.
Llegamos a Irun y pasamos una buena noche en casa y cenando con colegas. Tras ponernos al día quedamos en vernos pronto en la ruta. Al día siguiente amanece lloviendo a tope. En fin, esto es el norte. Tras rodar un par de días por el Iparralde, tomo un tren en Kanbo y en un par de horas estoy en Arcachon. Luce un día espléndido y tras unas compras tomo el ferry a Cap Ferret, al otro lado de la bahía. Las orillas están llenas de criaderos de ostras, una floreciente actividad tradicional de esta bahía, y en la otra orilla vemos la famosa duna de Pilat.
Tras un par de manzanas de chalets encontramos la fantástica pista ciclable, un recurso turístico como sólo hemos visto por estas latitudes. Docenas de personas la usan: muchos lucimos alforjas, otras e-bikes de alquiler, un buen número de familias y algún que otro tandem. Este tramo está incluido en la Vélodyssée, parte francesa de la Ruta de la Costa Atlántica - EuroVelo 1, que es una ruta ciclista que atraviesa Bretaña y recorre el Atlántico hasta la Costa Vasca. Algún día nos la rodaremos entera. ¡Insallah! La pista ciclable pasa por muchas áreas de baño y de descanso. El tiempo acompaña y en una de esas extiendo bien la tienda para secarla y tomo un buen refrigerio. Unos pocos km más y llego a Lacanau-Océan. Desde aquí hay una antigua vía verde para ir a Burdeos.
Entre que la conexión de bus con Euskadi es a las 5:30 am y el anuncio de lluvia decido rodar por la noche parando a descansar cada 2 horitas. Pronto la lluvia rehace los planes. La vía verde llega a los alrededores de Burdeos pero el itinerario discurre bien por carriles-bici y está bastante bien señalizado. Así que de noche y bajo la lluvia llego al “petit Paris”. Ruedo por la orilla del Garona, la plaga de los megacruceros también infecta esta ribera. El bus sale cerca de la estación de tren, donde las discos y los noctámbulos aún funcionan a estas horas. En una marquesina veo el logo de la compañía de autobuses y me refugio de las últimas gotas hasta que aparece el bus.