Volvemos con otra propuesta para las familias: ir en bici a… Esta vez, una finca formativa en agricultura regenerativa (un paso más allá de la ecológica) que alquila huertos agroecológicos de la sierra de Madrid: El Jardín de Gaia. Nos conocimos por email y yo recordaba haber pasado por allí en bici, pero no me fijé entonces en estos fantásticos huertos.
Así que monté la bici en el tren y me bajé en la estación de El Escorial. Busqué el mejor recorrido para llegar, por las dehesas hacia Navalquejigo, pero las vallas restringen el uso de los caminos y mejor me regresé al pueblo y por calles y un tímido carril-bici llegué a la rotonda del hospital, desde donde se accede con facilidad a la colada del camino de Villalba, que nos lleva frente a la puerta del Jardín de Gaia.
Lo primero que atrae es el bosque de ribera que se ha mantenido alrededor de su laguna, que la distingue de las grandes fincas ganaderas y sus dehesas. Una vez dentro me encontré con el responsable, que amablemente me explicó todo el sistema de los huertos agroecológicos y que luego me dejó deambular por la finca para conocerla.
Por los huertos pude ver a varias personas cuidando de ellos y sus productos, cubiertos con una tela que los protege de heladas y nevadas pero que les deja pasar la luz, aire y algo de agua de lluvia. Nunca lo había visto antes. Paseando por el terreno vi varias opciones de bioconstrucción: la yurta (vivienda tradicional de las tribus mongolas), el domo de superadobe aún en obras, la cabaña de madera, diferentes alternativas de alojamientos sostenibles para las y los que quieran pasar una noche allí.
Con el contacto de David y Sonia, los promotores de la idea, seguí la ciclada hacia Villalba. Nada más salir está el puente sobre el arroyo Guatel, bien restaurado y que da idea de la importancia que tuvo este camino. Más adelante se encuentran las ruinas del palacio de Monesterio, con sus nidos de cigüeñas sustituyendo a sus antiguos pobladores. En pocos km cruzamos la carretera M510 y entramos a los alrededores de Collado Villalba. Siguiendo el cauce del río Guadarrama y unas calles más llegamos a la estación de tren, con más trenes disponibles para acercarse a este rincón verde, a este jardincito de nuestro planeta Gaia.