Soria Pura

El cañón del río Lobos

Cuando estaba acabando la vuelta al mundo, Corinne, mi compañera de ruta entonces, y yo quedamos en reencontrarnos en Bilbo. Desde allí fuimos a Madrid atravesando la Rioja y Soria. Seguíamos las recomendaciones de mi hermana de ir a conocer el cañón del río Lobos. Como había oído hablar tanto de él, me pareció una buena ocasión. Así que nos metimos en el cañón. Con las alforjas y todo. Las bicis tan pesadas nos lo pusieron difícil y para no seguir sufriendo no seguimos más allá del puente de los Siete Ojos.

Este verano nos decidimos volver para explorar el cañón entero. Una vez en Hontoria del Pinar tomamos la senda del río, por esta época totalmente seco. Tramos buenos, alguna pasarela y algún tramo técnico, que nos obligan a poner pie o culo en tierra. La vegetación es densa dentro del cañón, lo que hace muy llevadera la pedalada en verano. A pesar de ser fin de semana no nos cruzamos con mucha gente. Llegamos al puente de los Siete Ojos y nos damos un descanso. El cañón se abre y seguimos un par de km por una buena pista. En el Pozo Perín, un resalte rocoso en un meandro nos obliga a bajar de la bici. Vuelve el sendero con más tramos técnicos y algún que otro vadeo del río. Los buitres anidan en los riscos y nos observan indiferentes. Vemos un precioso alimoche. ¡A disfrutar!

En un resalte de las paredes del cañón aparecen media docena de colmenas, es el Colmenar de los Frailes. Pronto la senda se va llenando de gente, ya estamos cerca de la ermita de San Bartolomé y la Cueva Grande. Increíble escenario para la iglesia templaria y anteriores restos megalíticos. Un buen plato en el chiringuito nos ayuda a reponer fuerzas. Atacamos el siguiente tramo con una calurosa subida al castillo de Ucero. Las vistas recompensan. Los km siguen por carreteras solitarias, pueblos casi despoblados o en ruinas. Nos metemos en una pista en lamentable estado de la que salimos airosos y agotados. Pero ya estamos en Muriel de la Fuente. Hermoso pueblo, con una casa serrana que quita el hipo. Un descansito más y vamos a visitar La Fuentona, un Monumento Natural que protege al nacedero del río Albión, una hermosísima y cristalina surgencia de agua. Al lado se encuentra la Casa del Parque en un espectacular palacio.

Este espacio natural protege no sólo a La Fuentona, sino también a los sabinares de la sierra de Cabrejas. La mejor muestra se encuentra un par de km más adelante, el sabinar centenario de Calatañazor. Una joyita muy bien conservada, a base de pastoreo. Ahí es ná. Unos pocos km más y el atardecer nos regala una puesta de postal sobre las murallas de Calatañazor. Construido sobre un resalte de la sierra, esta aldea medieval, cuidada y agradable, nos regala una noche de esas de...

Al día siguiente nos adentramos en tierras del Burgo. En un par de km llegamos a Abioncillo de Muriel, un proyecto de pueblo-escuela que ha recuperado la población. Un proyecto de quitarse el sombrero. Pasamos el monte por pistas y llegamos a Blacos. Seguimos el valle del Albión, con tramos por pistas y tramos por la N-122. Hmmm… Me comentan que las obras de la nueva autovía llevan años removiendo la tierra. Será mejor buscar otra alternativa. Finalmente, en el Burgo de Osma, merodear por el casco histórico y tomarse una horchata en la plaza fue la mejor forma de celebrar esta ruta.

 

Aquí la ruta: