Este verano pudimos concluir esta ruta a la que tenemos especial cariño, ya que atraviesa los montes de nuestra tierra, la que nos vio nacer, y por los que hemos aprendido a coger setas, a subir montañas, a escalar... La ruta discurre por la línea divisoria de aguas de la cuenca cantábrica y el Ebro, desde la desembocadura del río Bidasoa hasta los pies de la cordillera cantábrica, visitando algunos de los parques y entornos naturales más importantes del País Vasco.
Hemos ido varias veces a explorar el entramado de pistas y carreteras, siempre buscando la comodidad, alejarnos cuanto más se pudiera del tráfico motorizado, y que el itinerario fuera asequible para un ciclista intermedio cargado tan sólo de un par de alforjas ligeritas. Así que a grandes rasgos la ruta discurre desde las orillas del mar Cantábrico en Irún, sube por la vía verde del Bidasoa hasta entrar en tierras navarras, pasa la divisoria de aguas para caer en Basaburua, sigue por Lekumberri hasta la sierra de Aralar, baja a Lizarrusti, sigue por la llanada alavesa hasta volver a subir al puerto de Arlaban, después de atravesar el monte Jarindo rueda por las laderas sur de los parque naturales de Urkiola y Gorbea, llega a Altube y nos lleva ciclando hasta el nacimiento del río Nervión, entra en tierras burgalesas por el Monte de Santiago, atraviesa la comarca de Losa, y acaba en Espinosa de los Monteros, ya en Las Merindades y al pie de la cordillera cantábrica. En total 7 días de pedalada.
La ruta se extiende por mucho camino forestal, por lo que la rueda de tacos nos ayudará en los descensos y ascensos, muchos de ellos con tramos embarrados a lo largo de bosques repoblados de pino o eucalipto. A lo largo del recorrido rodamos por muchos tramos de senderos GR, como el Sendero de Euskal Herria (GR-12), o el camino Ignaciano (GR-21), entre otros, además de los GR 35, 25, 85 y 20. También hace uso de la vía verde del Bidasoa y algún tramo de la vía verde del Vasco-Navarro.
Atravesamos magníficos hayedos como el Monte de Santiago, dormimos en algunos alojamientos especiales como el Parketxe de Lizarrusti, y disfrutamos de miradores espectaculares como el salto del Nervión; y podemos visitar los megalitos del Parque Natural de Aralar, los bosques del Señorío de Bértiz, y hasta la desconocidísima patrona de los ciclistas en el santuario de Orleta.
Una rutita, bastante exigente, que nos toca la fibra. Esperemos que os guste y os ayude a disfrutar de las tierras del norte. No creemos que será la última propuesta por estas latitudes. Ya estamos pensando en una variante más durita, para un nivel avanzado, que tire aún más arriba por los montes...